LA CLAVE: Casi siempre se rompió el mediocampo y los dos equipos llegaron cómodos por las bandas. Por eso siempre tuvieron de frente el arco rival.

LUJAN: Tuvo un arranque a toda orquesta. Ganaba 1 a 0 y parecía que le hacía el tercero antes que el segundo. Giacovino ganaba siempre por izquierda, de hecho él metió al área la pelota para el gol de Martín, y Arturo Mendoza aportaba algunas pinceladas. Pero Lamadrid le empató, perdió por lesión a Román López en el medio, enseguida llegó el segundo de los de Devoto y la confusión quizás lo fue ganando. En su momento más complicado de la tarde encontró el aire cuando, después de haber generado tantas situaciones, encontró el gol de la forma más quinielera posible con un disparo de Giacovino que si bien iba al arco se desvió en un rival. De ahí al final, palo y palo donde quizás llegó un poco más, y logró cortar su curiosa racha de derrotas como local en la cancha nueva, en la cual había perdido los tres encuentros que jugó.

GENERAL LAMADRID: Superado en el arranque y con poca solidez defensiva, trató de responder con una línea de volantes de mucho fútbol más el sacrificio de Olivera arriba. El oportunismo y los tantos de Hvala y Barabás lo situaron ganando. Y fue en el segundo tiempo, cuando estaba en ventaja, que se vio lo mejor del Carcelero. Incluso el palo zurdo de Valiñas le negó dos veces el gol, ante un cabezazo de Maxi Antúnez y un fino disparo de Olivera tras buena maniobra individual. La igualdad no le permite cortar su mala serie de ocho partidos, pero para varios de los opacos desempeños que venía teniendo, por lo menos cambia la cara en esta despedida.