Con la decepción a cuestas de haber perdido la categoría, San Carlos armó un plantel con mucho sentido de pertenencia y con jugadores que prácticamente todos eran de la zona, como una salida económica, también, ante un panorama de posible transición. Se esperaba igualmente que la Villa peleara arriba, y esto tuvo una característica. Si bien nunca fue un protagonista excluyente por la pelea de los ascensos directos, siempre estuvo en el lote principal del Reducido. Parecía que el cambio de técnico no había surtido efecto y su temporada terminaba con gusto a poco, porque su ingreso al Reducido no le alcanzaba para definir como local, pero las cosas cambiaron.