LA CLAVE: Pudo ser de cualquiera. La paridad final fue el saldo de dominios repartidos.

LEANDRO N. ALEM: Carta de presentación más allá de cualquier falencia es el ímpetu con los que asume sus compromisos. De movida nomás planteó el partido en terreno ajeno, con Serrano como conductor, que avisó rápido con un zurdazo desde afuera. No pasó mucho tiempo, y tras un córner ejecutado desde la izquierda, Grecco la empujó al gol. Poco duró la alegría. El empate lo obnubiló un poco. Cayó en desventaja cuando era levemente inferior al rival. No obstante, dispuso de tres chances claras. Galeli primero remató alto aunque llegó exigido. Más tarde, Buono se lo devoró solo abajo del arco. Y sobre el cierre, un cabezazo de Peralta Salinas que se fue alto. En la segunda mitad, con el ingreso de Piris, los ataques fueron mejor manejados. En la primera de cambio, Kuszko de cabeza estampó el empate. El partido se hizo de ida y vuelta y la zona media era un lugar de pasaje transitorio. Golpe por golpe tuvo alguna chance más, aunque quizás haya terminado medianamente asediado por su rival.

ITUZAINGÓ: No pudo de terminar  de estudiar el panorama que se encontró en desventaja. No le quedó más alternativa que salir a buscar y lo hizo bien. El empate llego rápidamente. Después de la igualdad fue superior a su oponente. Con el buen manejo de Soria para jugar y abastecer, y un Miranda Moreira encendido. Justamente entre los dos se encargaron de dar vuelta parcialmente la historia. En la segunda parte, como si fuese un karma, sin avisos ni preámbulos, le igualaron en la primera llegada. Tardó algo en recuperarse y quizás se vio superado en algún pasaje por Alem, pero gradualmente recordó que el empate no era el mejor negocio y la dupla antes mencionada se las ingenió para merodear los dominios de Valiñas. De todas formas, resulto infructuosa la búsqueda aunque tuvo opciones. Empate final, que a juzgar por el interés de acortar distancia a la punta, no sea útil. No obstante, dejó en claro que es un equipo con buen manejo y carácter, y de yapa pudo quebrar la sequía de no convertir después de quinientos setenta y seis minutos.