LA CLAVE: Berazategui fue más ordenado en defensa a lo largo de la tarde, aún replegándose en determinados momentos de la lucha. Y lastimó cuando debía.

DOCK SUD: El arranque era de ida y vuelta. Buscaba y se desprotegía. Por eso en la ruleta rusa que parecía el arranque, la bala le salió en contra. Le costó en el medio, donde Espósito quedaba muy solo batallando. No encontraba su funcionamiento en ofensiva, y la seguridad defensiva también estaba en el debe. Quedó 0-2 pero salió de ese momento, casi de nocaut, con el descuento de Chávez de cabeza. En el segundo tiempo, intentó llegar con decisión, pero se nubló a la hora de terminar la jugada. Derrota que lo castiga por el mal arranque de partido, y que a su vez lo muestra, de cara a la final, en un proceso obligado de reconstruirse como equipo. A algunos, esa maniobra les salió bien. Otros, no pudieron con rivales con la vara de la confianza muy alta. En menos de un mes se sabrá cómo transitó el auriazul este proceso.

BERAZATEGUI: Salió decidido a buscarlo. Al minuto ya había llegado con peligro y a los cinco un remate de Nahuel Pérez se transformó en el 1 a 0 con una precisión de billar. Esto lo convirtió en dominador táctico y anímico de las acciones. Visco y Martinangeli se movían muy bien. El segundo, de cabeza, le puso una asistencia al primero, que cuando se vio solo ante Wysocki la punteó con calma. El descuento de Dock Sud y algunos desbordes emocionales dentro del campo podrían haberle dificultado la cosa, pero en el segundo tiempo el juego no se embarulló tanto, no tuvo la intensidad del primero, y como pudo lo fue llevando. Ganó en una fecha donde de los de arriba era el que más complicada la tenía. Depende de sí mismo para el Clausura e, incluso, mantiene una chance, pequeña y ligada a resultados ajenos, de poder jugar la próxima Copa Argentina.