Dentro del entorno actual de la categoría, se sabía que Flandria, por el pasado cercano, tenía la posibilidad natural de ser considerado como candidato. Y el buen arranque de los de Montenegro confirmaba la hipótesis. En un momento algunos malos resultados conspiraron contra la chance de ganar el Apertura y si bien cerró con victorias y a la expectativa, debía remar un poco más. Para el Clausura repitió el protagonismo y cada vez que un inconveniente parecía doblegarlo, levantaba con más fuerza. Ya sea en el 0-2 contra Cañuelas convertido en 4 a 2, o cuando había sacado 1 punto de 9 y le ganó 7-2 a Argentino de Quilmes, o cuando tenía sí o sí que vencer a Cole en casa y lo consiguió para mantener viva su chance. Ese sprint final de cuatro victorias lo hizo llegar mejor parado a la final, candidatura que quedó en veremos tras el 0-1 en Munro, llegando a la épica remontada que ya todos conocemos. A diferencia del anterior ascenso, este vino acompañado de un tremendo poder ofensivo reflejado en ser el plantel con más jugadores que alcanzaron o superaron la barrera de los cinco goles.