Siendo el benjamín de la divisional, le cabe a Cañuelas un balance positivo. Tardó en adaptarse, es verdad, y le costó el arranque como visitante. Pero, tras la llegada de Fabián Zermattén, una revitalizadora victoria nada menos que ante Colegiales, que ganaría el Apertura, le cambió el chip. Ya en el corto ciclo de Perelman se veía que era un equipo con algo de potencial ofensivo pero que le faltaba compensarse atrás. En un tramo del Clausura logró eso y empezó a acomodarse en las dos tablas, incluyendo la general. Pero un partido fatídico ante Flandria fue el que le impidió trepar. El Canario le dio vuelta un 0-2. Por más que luego lo siguió intentando, le faltó al Tambero hilvanar esas dos o tres victorias seguidas que lo hubiesen hecho pelear hasta el final. El torneo Complemento lo encontró ganador, con algo de susto, de su triangular, y dejando muy buena imagen ante Comunicaciones. Se destacaron en la temporada los goles de Aguirre, y la presencia de Román Martínez, más allá que en las fechas finales mermó su presencia en cancha.