LA CLAVE: Ninguno de los dos ejerció un dominio fluido, quizás ópticamente un par de atajadas de Ramírez hacen ver que Quilmes haya merecido algo más, pero no es tan así. Justo empate.

QUILMES: Como el título lo reza, es el que más va a tomar como fracaso esta igualdad, porque fue como local, porque iba ganando nuevamente, y porque sumó otra jornada (y ya van siete) sin conocer la victoria, quedando en ese lote que está entre el puesto 20 y el 30 y que vulgarmente como se dice "no pelea por nada". El equipo arrancó con mucho impulso, pero no tuvo el fútbol para respaldar todo eso. En la segunda parte generó cuatro o cinco situaciones (de una de las tapadas de Horacio Ramírez llegó la pirueta de Tomás Blanco para el 1 a 0), pero una vez que se puso en ventaja no contó con la frialdad como para poder conservarla hasta el final de la noche, es más, solo le duró un puñado de minutos. En el final fue, pero el arquero tapó dos, Bindella no pudo definir otra, y la gente lo despidió con silbidos.

BROWN (Adrogué): La obligación de querer seguir metido en el podio marcaba que el equipo de Vicó tenía que ganar. Por eso, lo que habitualmente sería negocio para Brown como lo es igualar en el Centenario, ahora es para una mueca neutra tirando a disconforme. Atacó menos que Quilmes, puede ser, pero en el primer tiempo fue más punzante. En el segundo dejó algunos huecos atrás, aún después de la igualdad. Más allá del gol, gran noche de Matías Sánchez, de muy buen torneo y que hace varias fechas viene gambeteando la quinta amarilla. Y Ramírez sacó las difíciles para atesorar el famoso punto que "al final del campeonato veremos cuanto valió".