LA CLAVE: La actitud que tuvo Chicago durante todo el partido.

NUEVA CHICAGO: Haciendo a un lado los problemas institucionales y de lesiones, salió decidido a ganarlo. En su primera incursión seria, a los 9 minutos, Álvarez probó de lejos y la puso contra el palo derecho de Rago que nada pudo hacer. El muy buen trabajo del medio, con un Álvarez que era bandera, sumado a las proyecciones de Ayala más lo que exigía Correa, lo hacían un equipo más ambicioso. Lamosa, Correa al palo y Guerra pudieron ampliar el marcador, pero fallaron. En el ST siguió mandando. Quizás tuvo menos situaciones, pero no parecía que iba a pasar algún sobresalto. En los últimos quince minutos,  se refugió demasiado atrás y allí sobresalió la figura de Achucarro para sacar todo lo que tiraba el rival. Justo triunfo del Torito.

ATLANTA: Estuvo desconocido. Más pendiente de los fallos del árbitro que del juego en sí. Fue superado en el medio, donde el rival mostraba más combatividad, y la pelota le llegaba poco a los delanteros. Ni Marcioni ni Ramón Fernández podían destacarse y atrás sufría bastante. Sólo llegó una vez, a los 24 minutos, cuando un centro de Carrasco cayó en el segundo palo y Bisanz cabeceó desviado. En el segundo tiempo no mostró nada distinto. Tal vez, peleó un poco más el medio pero le era imposible superar la línea defensiva rival. A los 13 minutos, gracias a una contra, Marcioni probó pisando el área, el remate se fue cruzado y no llegó Donato para empujar a la red. El cuarto de hora final fue todo del Bohemio, pero no tuvo claridad en los últimos metros para igualarlo. La única chance la generó, a los 43 minutos, cuando Klusener la pinchó al punto del penal y la media vuelta de Pedrozo se fue arriba del travesaño. Una actuación para el olvido.