Victoriano Arenas
"Victoriano Arenas vende lotes"
El CAVA alcanza hoy los 86 años de existencia y Revista Ascenso brinda su pequeño homenaje con una breve reseña de su interesante historia
Por Nicolás Di Pasqua (@nicodipasqua)
El misterio, el peligro y la soledad de un sector tan olvidado dentro del ámbito de la Capital Federal, contrastan con el amor, la perseverancia y el coraje de los simpatizantes de Victoriano Arenas.
Esas tierras tan particulares, técnicamente pertenecen al barrio de Barracasy a la Comuna 4 de la Capital Federal pero el único acceso desde la misma es mediante un precario puente ferroviario construido en el inicio del siglo pasado para comunicar Barracas con el mercado de frutos. Por tierra debe accederse atravesando un paisaje hostil que recuerda a las mejores películas de suspenso y terror de Hollywood: las precarias condiciones de vida de la villa 21-24 de un lado y el abandono de una zona industrial olvidada en el tiempo que contiene por ejemplo los edificios de la antigua fábrica SIAM –que hoy tiene nuevamente actividad pero mínima en comparación con la de aquellos tiempos- con multitud de cadáveres de heladeras y lavarropas que recuerdan a las imágenes de Chernobyl tras el desastre nuclear que obligo una evacuación inmediata de la zona.
Dentro de esa imagen que parece una máquina del tiempo viviente de lo que Argentina pudo ser y de lo que es hoy, regresamos a los años veinte del siglo pasado para recordarlos carteles colocados en los terrenos de la zona que compone una península indicaban la venta de inmueblesen la promisoria área: “VICTORIANO ARENAS VENDE LOTES” podía leerse en aquel aviso inmobiliario que sería inmortalizado en el nombre de una institución que, desde su estadio Saturnino Moure y con el color celeste y blanco en su escudo, fue testigo de un crecimiento nacional que pudo ser y que terminó en una pesadilla llena de abandono en las imponentes fábricas de industria nacional, de ferrocarriles que morían con la caída de aquellas industrias, de un Riachuelo que canjeó los balnearios y el paseo fluvial por la contaminación y la enfermedad y de una población marginal que atenta, incluso, contra el progreso del propio club robando y maltratando a propios y extraños.
En 2010, el presidente de Victoriano Arenas, Domingo Sganga, firmó un acuerdo con el Club Atlético Lanús que incluía la posibilidad futura de un espacio en las nuevas instalaciones que Lanús adquirió en Valentín Alsina, el lugar de pertenencia del simpatizante del CAVA pese a los caprichosos límites territoriales marcados en los mapas, para construir un estadio que permita, mediante la reducción de los riesgos, el arribo de mayor cantidad de espectadores a cada partido como local.
Pero la ‘isla’ es un lugar irremplazable. Porque cada metro de abandono y peligro que se transita hacia allí cada sábado es un puñado de amor por los colores que alimenta la pasión celeste y blanca.
Quedarán allí los fantasmas de Ricardo Antuña, su primer presidente, y de los fundadores que le dieron vida a la institución en el lejano 1928, las sonrisas devenidas de su ingreso al fútbol de AFA en 1963, los festejos del primer ascenso en 1974 tras doblegar a Ferrocarril Urquiza y arrebatarle el segundo lugar del decagonal final en la última fecha, la vuelta olímpica de 1991 tras el triunfo en cancha de Arsenal ante Puerto Italiano por 5 a 1 y hasta el primer silbatazo de una mujer cuando Florencia Romano dirigió la goleada del CAVA por 6 a 0 a Muñiz.
Probablemente, un futuro no muy lejano indique la hora de partir hacia otras tierras. La ‘isla’ devenida en máquina del tiempo volverá a mostrar aquel cartel de 1928 dentro de la misteriosa península: “VICTORIANO ARENAS CRECE” indicará esta vez a sus lectores aquel cartel arribado desde algún lugar del pasado y actualizado en celeste y blanco.
Por ahora, el Saturnino Moure, vestido con los colores de aquel país que vio crecer y que ve consumirse en los pecados de la corrupción y la indefinición, resiste, vibra y late con los goles del ghanés Abdul Mohamed Baky y Victoriano Arenas cree en el milagro del ascenso cuando promedia la presente temporada, ubicándose a un punto de los puestos de ingreso al cuadrangular por un ascenso mientras alcanza los 86 años de vida.
Salud! Victoriano Arenas.
Nota de la Redacción: Pese a estar ubicada en el margen opuesto del riachuelo a la Capital federal, la península donde se enclava el estadio Saturnino Moure pertenece administrativamente a la comuna 4 de la Capital Federal y al barrio porteño de Barracas. El dato fue correspondientemente chequeado y confirmado en la página web oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.