LA CLAVE: La diferencia de actitudes en la primera parte. Dálmine, con sus limitaciones y todo, entendió lo que se jugaba. Agropecuario se mostró lisa y llanamente solo pensando en cumplir.

VILLA DÁLMINE: Lo mejor en la tarde fue la tarea del mediocampo, que ejerció una presión destacada e incomodó claramente al rival. Así buscó el error del fondo de Agropecuario que, realmente, no tardó en aparecer. Pero le faltaba serenidad para resolver las chances favorables. Hasta que apareció Laureano Tello, se puso el equipo al hombro, lo desbordó a Silcan tiró el buscapié, y Nouet le dio el zurdazo con resistencia a medias de Barlasina. En el segundo tiempo cedió bastante protagonismo a un rival que no tenía con qué tenerlo. Por eso no llegó prácticamente nunca pero tampoco vio comprometida esta necesaria victoria. Si no pierde en cancha de Tristán Suárez, estará casi salvado.

AGROPECUARIO ARGENTINO: Opaco por demás. Su actuación defensiva dejó muchas dudas, en especial por la banda izquierda donde el primer tiempo de Enzo Silcan fue todo lo que no hay que hacer. Barlasina también mostró algo de inseguridad en esa etapa. Tuvo una contra muy clara dos contra uno, pero el remate del "Pocho" Narese desde la medialuna del área salió extremadamente débil. En el segundo tiempo, recibiendo la invitación de la iniciativa, nunca la hizo sentir. A excepción de un tiro libre de Melo que pasó cerca. Opaca labor que se suma a la imagen que viene dejando hace algunas fechas más ese runrun que dejaría la ciudad de Carlos Casares, aunque legalmente no lo puede hacer porque la plaza le corresponde a la Liga.