De haber acariciado la gloria que se le negó por aquellas derrotas en cancha de Tigre y Barracas, Almirante pasaba a tener que ratificar el rumbo anterior, cosa que se sabía difícil porque la campaña pasada había tenido la virtud de encontrar un funcionamiento que no suele darse seguido. La responsabilidad era fuerte y Nardozza lo sabía, y hasta parecía que el equipo, con una localía tremenda en el comienzo, podía colocarse entre los líderes ya que había sacado 12 puntos sobre 12 en Casanova. Pero comenzó a dejar algunos puntos que generaron alarma, por ejemplo un 1 a 1 como local ante San Telmo o una derrota ante Güemes que venía muy mal, y los malos resultados que se sucedieron cortaron con el ciclo de Nardozza cuando el equipo ya parecía empezar a complicarse abajo. Así fue que el "Morrón" Jorge Benítez volvió para tomar las riendas del plantel Mirasol. Algunas victorias oportunas en casa lo despegaron del fondo, pero no pudo meter esa seguidilla positiva que lo hubiese puesto en el grupo de los trece. Terminó manteniendo la categoría con antelación cuando allá por febrero la esperanza era otra.