Defensores tuvo que transitar un largo camino con diferentes sensaciones hasta llegar a ser el que peleó un ascenso de lleno. El "Dragón" apostó a Pablo Frontini y los primeros resultados no lo acompañaban. Pero una seguidilla de victorias consecutivas le hizo sacar la cabeza al equipo y pasar a tener el objetivo bien claro: ingreso al Reducido y a la Copa Argentina. No tenía esa regularidad necesaria y apenas si le alcanzaba para mantenerse en la línea de flotación de los 15 equipos, pero el mercado de pases le dio noticias buenas. Ezequiel Aguirre y Nico Benegas ya habían dado que hablar, en especial el "Topo", una suerte de ídolo de los últimos tiempos defensoristas. Y fue con su retorno que el equipo encontró esa pólvora que le venía faltando a la hora de rematar determinados partidos. Así, se despegó de ese lote del medio y pasó a disfrutar de una clasificación cómoda, aunque quizás le faltó ese punch para poder definir como local. Más allá de eso, la obligación de ganar siempre fue el combustible que mejor lo alimentó al Rojinegro. Fue a Floresta y ganó con solvencia. Ni hablar en Tucumán, pegando de entrada y pasándole toda la presión al rival. Dos lecciones futbolísticas propias de un equipo serio. No pudo quebrar a Instituto que venía muy embalado, pero a la hora del balance hay formas y formas de terminar un ciclo y el del Dragón fue con la frente bien alta y ganándose un reconocimiento. Ahora deberá capitalizar eso para empezar el nuevo certamen con chapa de candidato.