LA CLAVE: En todo momento Atlanta estuvo "un escaloncito" arriba de Quilmes. Abrumador no, convincente sí. Hizo una cierta diferencia.

QUILMES: Desconocido, fundamentalmente en un medio que no tuvo ni contención ni juego. A esto hay que sumarle que la franja izquierda de su defensa era una verdadera autopista. Por eso no extrañó que quedara 0-1 más allá que, en la jugada previa, Facundo Castro resuelve muy mal la que era el gol de apertura local. En un momento amagó acomodarse y Bonetto, por derecha, habilitó con un centro a Anselmo para que este empate. Sciaqua se quedó con el envión anímico del 1 a 1 antes que realizar algún cambio. Perdió en un envío sobre su área luego de un rebote que dio Milton Alvarez y que nadie se animó a rechazar. El equipo que sacó 12 de 12 en el arranque pasó a sacar otros 12, pero de 36. Y en el horizonte cercano le asoman cuatro partidos de visitante sobre los próximos cinco. Así, será muy difícil.

ATLANTA: Una nueva demostración de los ciclos que transita en esta temporada, donde cada vez que parece que todo se derrumba obtiene un resultado importantísimo. Y este lo consiguió con total justicia, con Dramisino y Galeano en alto nivel, la firmeza de Fernando González para tapar algunos desacoples del fondo y la cuota goleadora que pudo poner Mazzola, con un tanto bien de 9 goleador cuando en el partido casi no había aparecido. Después hasta pudo haberlo liquidado y Gabriel Díaz, en la línea, se lo negó al propio Mazzola. Esto no empaña una victoria justa desde donde se la mire.