LA CLAVE: Más allá de la intensidad de ambos, sólo un error podía destrabar un encuentro que desembocaba en una justa igualdad.

ATLAS: Desconcertado en la etapa inicial. La pronta desventaja nubló la claridad para generar juego asociado. Las buenas intenciones individuales claudicaban ante el oficio del rival. PadeciÓ llegadas contra su valla pero pudo soportar esos embates. Apenas un par de remates de afuera en ofensiva. A poco del final, un centro de Maldonado encontró otra vez el cabezazo goleador de Landaburu.

Supo entender que el empate no era un negocio frondoso y cambió la actitud. Se plantó en la búsqueda ofensiva con más tesón que ideas y le provocó algunos sofocones al Tambero. Sobre el cierre del partido, sacó provecho de un yerro rival y Maldonado se encargó, luego de hacer revolcar al golero, de estampar el agónico triunfo. De a poco, con paso firme y sin caer en casa desde la cuarta fecha, quedó en posición cercana al ascenso directo, con el que hoy se ilusiona.

CLAYPOLE: De forma increíble se fue con las manos vacías del Puga. Un primer tiempo más que prolijo, con buenas intenciones mostrándose ágil y práctico. Primero Pardo salvó en la línea, y tras el córner, una mano ocasionó un penal que Díaz ejecutó con solvencia al palo derecho del arquero. De allí en más ratificó las impresiones de los primeros minutos. Marca férrea en zona media, rápido para llegar y solvente en su última línea. Casi sin sufrir llegadas en contra terminó padeciendo el empate sobre el cierre.

En la segunda parte, el rival hizo su juego, y el dominio y las acciones de riesgo fueron repartidas. Tuvo dos chances claras, un remate de Acosta abajo del arco que encontró la resistencia de Álvarez y un remate franco de Llodrá, también adentro del área, que impactó en la humanidad de un zaguero cuando el esférico llevaba destino de red. Prácticamente sobre la hora un error en la salida de Libares lo dejó penando y pensando cómo no pudo llevarse al menos un punto en esta jornada.