Brown (Adrogué)
Las razones del triunfo de Brown
El equipo dirigido por Pablo Vico logró una victoria histórica en el estadio Libertadores de América ante Independiente. Aquí revisamos los motivos fundamentales del resonante triunfo (Foto: HEVA Imágenes)
Por Nico Di Pasqua (@nicodipasqua)
La silbatina generalizada del público presente indicaba lo que había ocurrido. Independiente inició su aventura en el fútbol de Ascenso de la peor manera: derrota como local ante un equipo recién ascendido de la B Metropolitana que también hacía su debut en la categoría más importante del fútbol de Ascenso.
Ese equipo debutante, que no tuvo respeto por la nueva categoría ni por la historia del rival, que, sin perder el orden, aprovechó a la perfección las falencias del rival, que intentó jugar y lo logró y que instaló su nombre para siempre en la historia del Nacional B y, por qué no, de Independiente no es otro que Brown de Adrogué.
Este resultado, este 2 a 1 en casa ajena, no es obra de la casualidad. Fue tan justo como trabajado y aquí repasaremos los puntos más importantes del triunfo del equipo tricolor.
El entrenador: Pablo Vicó
Pablo Vicó sabe de sufrimiento, sabe de trabajo y más que todo sabe a la perfección que es Brown de Adrogué porque respira su aire todos los días, porque vive en el club desde 1999.
Vicó, el viejo goleador y actual entrenador, sabía perfectamente que este partido era el más importante de la historia de Brown y es evidente que se lo hizo saber a sus jugadores. Había que montar una función de gala en un lugar que vio unas cuantas. Los más importante no era ganar era estar a la altura de un desafío como este y disfrutarlo.
Eso hizo Brown. Jugó, disfrutó y ganó el partido más importante de su historia.
El orden abajo
En el sector defensivo Brown montó una línea de cuatro defensores bien marcada que resultó impenetrable para el ataque de Independiente. Los dos centrodelanteros fueron absorbidos por la pegajosa marca de Soto y Aguimcer y por afuera sólo sufrió un poco el lateral izquierdo Lemmo, tanto con Zapata en la primera etapa como con Miranda en parte de la segunda.
Cada balón que cayó en el área fue propiedad de los defensores o del propio arquero Giordano.
En la segunda etapa, tras la expulsión de Ruiz Díaz en el final de la primera, Maidana quedó como único volante central recostándose contra su defensa y Fabro y Sproat debieron regresar con marca pero sin perder su función ofensiva. Así, Brown siempre defendió con superioridad numérica.
El desorden arriba
La movilidad de los mediocampistas y delanteros de Brown fue moneda corriente durante todo el encuentro. Fabro y Sproat cambiaban permanentemente de sector en busca de mayores facilidades en ataque y, sobre todo luego de la expulsión de Zapata, lograron ganar en el mano a mano y también en lo colectivo. Hubo gran cantidad de triangulaciones entre los mediocampistas y los delanteros para finalizar las jugadas con las excursiones en ataque de Barbosa o, en menor medida, Lemmo.
Arriba, Miranda y Guerreiro le ganaron por lejos la pulseada a Velázquez y Morel y aprovecharon las tremendas deficiencias de los laterales de Independiente para generarle espacio a los que venían de atrás.
Con todo eso, Brown creó seis chances de gol claras además del gol y debió ganar el encuentro con mayor comodidad.
La convicción en su fútbol
A Brown no le pesó el partido. El peso recayó sobre un Independiente sin ideas ante un rival que cuando tomaba la pelota apostaba a lo que sabe: jugar.
Brown siempre que puede juega. La premisa es darle la pelota al compañero y no dividirla. Sólo cae en el pelotazo cuando confía en sus delanteros, principalmente en Miranda, que suelen estar acostumbrados a un roce de gran magnitud con los centrales rivales que se ve todos los fines de semana en el fútbol de ascenso y tuvieron a mal traer a Velázquez y a Morel que no están acostumbrados a esa significativa capacidad en el juego físico sino a aquellos delanteros más técnicos y menos potentes que juegan en Primera División.
El tricolor de Adrogué hace lo que sabe hacer y lo hace bien porque confía en sus posibilidades de jugar ese fútbol y ayer se encontró con un Independiente que todavía no sabe ni lo que hace ni lo que quiere hacer, entonces hace lo que puede.
El resultado fue claro, las convicciones derrotaron claramente a las dudas como no podía ser de otra manera.
El Nacional B, un lugar mejor
La situación inicial era clara: para Brown el nacional B es el paraíso, para Independiente es el infierno. A partir de allí es normal que Brown disfrute más de un encuentro entre dos equipos que por distintos caminos hacían su debut en la categoría.
Brown, acostumbrado a las desfavorables condiciones que presenta la tercera categoría de nuestro fútbol contra un Nacional B multimillonario en relación a aquella divisional, no sintió más que mejoras de consideración en el salto de categoría.
La principal: los estados de los campos de juego que permiten a Brown desarrollar el fútbol que quiere con mayor facilidad que en los impresentables campos de juego de la mayoría de los equipos de la B Metropolitana donde es muy complicado dar dos pases seguidos con la precisión que se veía ayer.
Independiente, en cambio, sufre el castigo de malas administraciones, tiene el plantel que pudo conformar sin medios suficientes y sin conocimiento de la categoría como para reforzarse con un objetivo claro y ayer sufrió el partido terriblemente y seguirá por la misma vía hasta que pueda adaptarse y conseguir un camino. Brindisi debe formar un equipo con lo que hay y recién después medir si tendrá chances reales de ascender o no porque no le sobra nada.
Las esperanzas
La gente de Adrogué sabe que mantenerse en el Nacional B, con una estructura que está muy por debajo de la que poseen los clubes que permanecen en ella, será una ardua tarea. Los cuatro descensos ponen en una situación apremiante a quienes arrancan sin puntos en el promedio –cuidado, Independiente también arranca en esta situación- y Brown sufrirá mucho en sus excursiones al interior más lejano ya que su presupuesto difícilmente le permitirá recurrir al aeropuerto y las largas horas de viaje por tierra atentarán contra las posibilidades de éxito.
Vicó y su gente deberán realizar un trabajo de planificación que ayude a este equipo, ante esas condiciones, a obtener la mayor cantidad de puntos posible fuera de casa pero por sobre todo deberá concentrarse en hacerse muy fuerte como local para no depender de lo que se coseche afuera.
Con todo esto, la victoria de Brown quedará en la historia del tricolor y es un punto de partida extraordinario para mirar el horizonte con mayores esperanzas. Ojalá le vaya bien a Brown en esta aventura nacional. El fútbol argentino necesita ver que el éxito no está en los nombres y en el dinero sino en la convicción en lo que se hace que se consigue sólo apostando al largo plazo.