LA CLAVE: Dos fueron las del triunfo local. El arranque más intenso que coronó con el gol, y la entrada de Castañeda que fue clave, haciendo expulsar a Merzario (aunque la jugada arrancó con falta del propio jugador violeta) y asistiendo a Albano para el 2 a 0.

VILLA DALMINE: La situación en la que está le exigía convencimiento, y lo tuvo. Demostró que quería y podía ganarlo. Un intenso arranque de Arias desnudó varias falencias en la izquierda del fondo visitante, y esas mismas equivocaciones recrudecieron por el medio ante el pase de Solís a Vitale, quien definió ante la salida de Anchoverri. Tuvo baches en el partido, que ante un equipo más contundente los podría haber pagado caro. Ya en el segundo tiempo, se mostró mejor tanto once contra once como contra diez. Festejó una victoria por dos goles de diferencia después de más de un año (la última 2 a 0 a Ferro) y ahora buscará pagar la deuda de no ganar afuera.

SPORTIVO ITALIANO: Muy opaco lo del equipo de Cubero. En especial porque mostró poco poder de fuego en ese momento donde el trámite del partido le abría la posibilidad del empate. Pero a la movilidad de Goyeneche y algunas cosas intermitentes de D´Angelo, les faltó otro interlocutor. En el segundo tiempo se quedó sin llegada a partir de los quince minutos, y con el segundo gol tiró la toalla. Le falta encontrar un ancho de espadas que sea el que preocupe con su sola presencia a los rivales. Por ahora se ve un equipo híbrido, donde nadie tiene la titularidad ganada porque su rendimiento los expone, y tampoco por ahora el ciclo de Cubero ha mostrado una revolución futbolística como para creer en algo diferente.