El gol convertido por Pablo Vilchez, con un cabezazo, les permitió a los aurinegros dejar en Tandil tres puntos de enorme valor con miras a la lucha por el ascenso a la B Nacional. El santafesino de Sanford le puso la cabeza a un centro de Leonardo Gogna e hizo delirar a la multitud que pobló las tribunas del estadio San Martín.

El equipo tandilense sacó adelante un compromiso de gran dificultad, en parte por sus propias limitaciones a la hora de generar juego en la zona de tres cuartos de cancha. A cambio, tuvo la enjundia necesaria como para llevarse por delante a su rival hasta conseguir el gol.

Durante la primera etapa, Santamarina generó lo mejor de su juego, a pesar de la contingencia de perder a Pérez, lesionado en su rodilla derecha y reemplazado por Gogna. Por momentos funcionó la presión en terreno rival y hubo un par de ocasiones netas para convertir. En las más claras, el poste izquierdo devolvió un tiro libre de Giménez y el derecho hizo lo propio con un toque corto de Vilchez. Además, Schomberger se lució echando al corner un violento remate del “5” cordobés.

Pero el ímpetu de los aurinegros fue apagándose, a medida que Defensores de Belgrano iba consolidándose a partir de la tenencia de la pelota. El visitante pobló la zona media, mostró movilidad y le quitó ritmo al local.

Entonces, hubo trabajo para Bertoya, vital para mantener el 0-0 después de que Torrent llegara en posición franca y con tiempo para maniobrar en el área. También Olego estuvo cerca, al rematar de primera en un corner ejecutado por Santos a ras del piso.

Pareció simplificarse el trámite a los 43', cuando Cartechini simuló una infracción cerca del círculo central y el árbitro Córdoba le mostró la segunda amarilla.

En superioridad numérica, el aurinegro atacó fervorosamente en los primeros minutos de la segunda etapa. Y estuvo cerca en un pase de Giménez a Michel, a quien Lovato le robó la pelota con lo justo.

Hasta que reaparecieron las imprecisiones, los apuros en el manejo de la pelota y la ansiedad que fue haciendo perder posibilidades ofensivas. Nunca faltó, eso sí, la insistencia para ir hacia delante y tener encerrado al rival.

En su búsqueda permanente, Santamarina equivocó los caminos. Sus delanteros tomaron demasiado contacto con la pelota fuera del área y casi nada dentro de ella, generando confusión y achicando espacios. Sólo Bucci pareció entender que las soluciones estaban sobre los costados.

El ingreso de Timpanaro por González, de buena labor pero amonestado por una protesta, dejó al aurinegro con tres en el fondo y volcado en ataque con decisión.

La tenencia de pelota y el dominio territorial fueron del aurinegro, que estuvo cerca del gol en un remate de media distancia de Monay que se perdió cerca del vertical izquierdo.

El visitante, con escasa ambición, se limitó a demorar el juego y a mostrar un juego de buen trato de pelota pero nula profundidad.

Y Santamarina lo ganó casi en la última. Resultó vital Gogna imponiéndose con el cuerpo sobre el fondo de la cancha y mandando el centro pasado que Vilchez transformó en gol con un cabezazo.

Entonces, la noche se pintó de aurinegra y el festejo se hizo interminable. Para que la ilusión del ascenso esté más vigente que nunca.