Iban 44` del primer tiempo y un grupo de chicos de la zona intentó ingresar a la cancha sin pagar entrada, por lo tanto fueron reprimidos por la policía con balas de goma. Otra facción de la hinchada salió del estadio para auxiliar a los suyos y ahí comenzó una batalla con los efectivos a piedrazo limpio. Insólitamente la seguridad fue arrastrando a la gente hacia el sector dónde muchos jugadores dejan sus autos, y estos sufrieron las consecuencias. 

El micro del plantel de Boca Unidos, los autos particulares de futbolistas como Ezequiel Melillo, Javier Menghini, Mauro Raverta, Emanuel Sarati y Diego Mendoza fueron dañados por las piedras. El del jefe de prensa Martín Postiglione, los de otros anónimos y las casas de los vecinos no se salvaron de la locura. 

Distintas versiones se cruzaron en el fragor de la tarde, de una represalia a la policía por una serie de allanamientos producidos la semana pasada hasta una merma en el número de entradas que se le otorgan a la barra para que ingrese a los partidos . La cuestión es que el gran derrotado fue otra vez el hincha y el socio Villero, ese que con esfuerzo junta el dinero para pagar su entrada y ver a La Villa cada vez que juega en su casa. Algunos testimonios aseguraban que efectivos policiales les recomendaban al llegar a las inmediaciones del estadio no dejar su auto allí, porqué podría haber problemas. El saldo fue de dos detenidos y tres policías heridos.