Tras los incidentes en Dock Sud-Laferrere, la APREVIDE le quiso hacer pagar a San Telmo los platos rotos. Increíblemente el organismo que está para prevenir -y cuyos representantes cobran un sueldo por esto-, entendió que podía haber algún tipo de coletazo en el clásico, respecto de los incidentes de público conocimiento acaecidos el lunes último en la Dársena. Es decir, si se juega sin visitantes ¿por qué habría de haber una relación entre uno y otro partido, si los que generaron los desmanes en teoría no pueden ir a ver el clásico? Y además ¿qué tiene que ver la gente de San Telmo con todo eso?

Lo cierto es que, inexplicablemente, de la noche a la mañana el clásico pasó a jugarse el sábado, pero en el estadio de Temperley y a puertas cerradas. ¿Para prevenir qué? ¿Cuál era la falta en la que había incurrido San Telmo para que lo sacaran de su cancha? ¿Qué delito habían cometido los hinchas del Candombero para perderse el partido que esperan hace un año? ¿Por qué la APREVIDE prohibe si su función es prevenir?

Los dirigentes de San Telmo se movieron oportunamente, al igual que varios de sus hinchas -se pueden discutir las formas-, quienes ayer cortaron el puente Avellaneda en reclamo a la injusta medida. Es bueno que la gente de Telmo no se haya dejado avasallar por el organismo que se cree el dueño de la pelota, pero jamás debieron mover un dedo, porque nunca existió motivo para que el partido no se jugara en el horario y bajo las condiciones previstas inicialmente.

Con el encuentro finalmente jugándose el miércoles laborable 15:30. ¿Por qué el que se queda afuera es siempre el tipo que labura y sólo va a ver a su equipo?