Fénix
Fénix: un nombre que marcó el destino
El club nacido en Colegiales y renacido en Pilar ha sabido reponerse de una crisis casi terminal para comenzar un camino de crecimiento que hoy está en su punto máximo y expectativas de superación
Por Nicolás Di Pasqua
Dicen que los nombres marcan destinos, que su influencia en la vida del portador es tan contundente como silenciosa. Desde los mismísimos párrafos de la biblia se insinúa como una verdad en el cambio de nombre de Abraham para ser el ‘padre de multitudes’ que necesitaban los hebreos para iniciar su camino a la tierra prometida.
La historia de Fénix, nacido en un bar del barrio de Palermo que consiguió reabrir sus puertas tras un voraz incendio que lo había reducido a cenizas, parece confirmar aquella regla.
Fénix supo de las cenizas y sabe del renacimiento tal como el ave mitológica homónima. Supo del desarraigo y del descenso a los infiernos del fútbol para tomar un camino de crecimiento que en pocos años lo tiene al borde de un enorme salto al fútbol nacional.
Aquel club, que nació el 25 de abril de 1948, que creció y llegó a tener su estadio propio en la zona de Colegiales, que se afilió a la Asociación del Fútbol Argentino finalizando la década del 50 y que estuvo cerca de ascender a Primera B en 1965 cuando consiguió el tercer puesto del torneo de Primera C a 7 unidades del campeón y único ascendido Almirante Brown, cayó de un plumazo tras la expropiación del estadio por decreto del gobierno de facto encabezado por Osvaldo Cacciatore, el mismo que le quitó a San Lorenzo de Almagro el viejo y legendario gasómetro de Avenida La Plata, el pronto descenso a Primera D donde se mantuvo desde 1979 hasta 2005 casi ininterrumpidamente.
Aquellas interrupciones correspondieron a los dos peores años de la vida futbolística de la institución. Fénix fue desafiliado para las temporadas 1992-93 y 1997-98. El infierno futbolístico ya había sido visitado.
El club agobiado y en crisis absoluta decidió gerenciar el fútbol y comenzar con el renacimiento que hoy lo tiene en Primera B y con ansias de ascenso y que lo ha llevada a una nueva morada que ya siente a Fénix como propio: Pilar, en la zona norte del Conurbano Bonaerense.
Hoy, ya superados los diez años de concesión del club, aquellos gerenciadores son parte de un club que ha abierto sus puertas a los socios y que ha ascendido dos categorías hasta las postrimerías del Nacional B mientras crece institucionalmente como referente de su nuevo lugar.
Luchando por un lugar en el reducido por el segundo ascenso con los grandes de la categoría, el ‘aguila’ va por el próximo paso de este crecimiento que se inició desde la cenizas del infierno y que, desde su nueva casa, el estadio Carlos Barraza, inaugurado en el año 2004 tras 23 años de destierro desde aquella expropiación, parece no tener límites claros.
Fénix ha renacido desde sus cenizas como su nombre lo pedía. Aquellos fundadores no pudieron darle un nombre mejor. Ese nombre que en los momentos más oscuros ha sabido darle luz al próximo renacer.
Felices 66 años Fénix!!!