San Carlos: el campeón de la identidad
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San Carlos: el campeón de la identidad

Villa San Carlos cumple 89 años de vida en el transcurso de una temporada histórica que ha sido fruto de un proyecto respetado y continuado por encima de cualquier resultado. Revista Ascenso repasa la historia de la institución de Berisso

Por Nicolás Di Pasqua

El 4 de junio de 2006, Villa San Carlos conservaba angustiosamente su lugar en la Primera C haciendo valer su ventaja deportiva ante Leandro N. Alem, que intentaba ascender desde Primera D, con dos empates en un gol que lo dejaron a un solo tanto del descenso a lo más profundo del fútbol metropolitano.

Ocho años más tarde, mientras el club celebra el aniversario número 89 de su fundación, su realidad es la lucha por la permanencia en el Nacional B, muy complicada por cierto, pero dentro de un marco de crecimiento desde las fuentes mismas de un espacio que ha marcado pertenencia como es Berisso, su lugar natal.

El club de Berisso, fundado el 25 de abril de 1925 en la carpintería de quien sería su primer presidente, Antonio Velasco, comenzó a participar del fútbol de AFA en 1967 y en 1973 consiguió ascender  a Primera C luego de coronarse ganador de la zona sur del torneo de aficionados y terminar segundo, un punto por detrás de Luján, en el decagonal final que le entregó su primera alegría grande.

Una pobre campaña en 1977 con 3 victorias, 5 empates y 28 derrotas, devolvió al ‘villero’ a la última categoría donde permaneció hasta 1986 cuando aprovechó un multitudinario ascenso motivado por la reestructuración del fútbol argentino que le dio la oportunidad a los tres primeros de las dos zonas definitorias de la Primera D de conseguir su boleto a Primera C. San Carlos se ubicó segundo en el grupo B de la ronda final del certamen y consiguió uno de aquellos seis pasajes.

Poco duró aquella alegría ya que en la temporada siguiente Villa San Carlos finalizó penúltimo en Primera C y el magro promedio lo condenó a un nuevo descenso.

En 1993, el ‘villero’ festejó su primer título oficial. Luego de igualar en 42 unidades con Acassuso al finalizar las 30 jornadas del torneo, ambos debieron disputar una final en cancha de Independiente que terminó con el triunfo de San Carlos por 2 a 1 con goles de Bordón y Govoni.

No sería el único título que conseguiría Villa San Carlos en su historia. Volvió a consagrarse en Primera D  en 2002 tras dos finales ante Sacachispas – 1 a 0 de visitante y 0 a 0 en casa-, luego lo hizo en Primera C como corolario de una gran campaña que incluyó 21 triunfos, 10 empates y sólo 7 derrotas en 38 partidos y luego llegaría el histórico 2012-13 y el ascenso a la Primera B Nacional de la mano de Ricardo Rezza.

Aquel equipo sólido y práctico, conformado en su gran mayoría por jugadores de la zona que más allá de vestir la camiseta celeste y blanca se mancomunaron en un proyecto que se basaba en la pertenencia al lugar y en la identificación con el club que lo representaba, sumó 72 puntos en 40 fechas con 19 triunfos, 15 igualdades y 6 caídas recibiendo sólo 26 goles en 40 partidos y contó con un Pablo Vegetti formidable que marcó 24 de los 41 tantos convertidos por el equipo en todo el torneo.

Si bien la primera rueda de la presente edición del Nacional B le cobró caro su proceso de adaptación y recién logró su primer éxito en la fecha 21 ante Talleres de Córdoba tras 13 derrotas y 7 empates, la segunda mitad ha sido decorosa le da una ínfima esperanza de salvación en un torneo que debe ser visto por el hincha ‘villero’ como una experiencia extraordinaria y que le va a servir sin dudas a futuro ya que de ninguna manera hipotecó el club en el afán de mantener su lugar.

Villa San Carlos entendió desde que lugar debía ver esta temporada y aunque el regreso a la Primera B sea casi inevitable, la experiencia no conllevará trauma sino crecimiento.

Indudablemente, Villa San Carlos nunca será el mismo después de esta temporada. Tendrá la experiencia de un crecimiento certificado con una participación en la segunda categoría que ha ido de menor a mayor y que por sobre todo ha respetado las raíces de un proyecto sin entrar en la desesperación por mantener la categoría a cualquier precio. Nunca se planteó comprometer su futuro por mantener un año más su soñado presente.

El proyecto sigue, la pertenencia se mantiene y el crecimiento seguirá en marcha en el futuro cercano. Villa San Carlos se ha recibido de grande porque creyó que se puede apostar a un proyecto, aprendió de las urgencias para no repetir los errores del pasado y hoy promete ir más lejos por el mismo camino iniciado tras aquel angustioso 2006.

Feliz cumpleaños Villa San Carlos. El fútbol argentino debería seguir tu ejemplo.