Viajó más de 840 kilómetros para cambiar su imagen. Juventud jugó un gran partido en Santiago del Estero, y gracias a los goles de Matías Garrido y Marcelo Bergese, superó 2-0 a Central Norte y dio un gran paso hacia la siguiente fase del Torneo Argentino A.

Siete son los partidos que separan a Juventud del ascenso al Nacional B.

Tal vez entendieron que había que hacer borrón y cuenta nueva. Tal vez la clasificación a los 16avos de final de la Copa Argentina sirvió de envión anímico, o tal vez el reacomodamiento de piezas dio resultado. Muchas incógnitas de por qué el auriazul cambió de cara; lo cierto es que ante un duro rival consiguió un lindo resultado de visitante que lo invita a soñar, por qué no, con el ascenso al Nacional B.

Pero, como ellos mismos dijeron en el vestuario, para eso falta y mucho. Por lo pronto, sin rival ni fecha confirmada en el certamen copero, Juventud tendrá ahora 90 minutos más de fútbol, cuando el sábado (sin horario confirmado) reciba al equipo santiagueño en lo que será el partido de vuelta.

A jugar: los dirigidos por Darío Tempesta arrancaron con todo. Juan Aguirre fue letal en los primeros minutos, y gracias a su peligrosa gambeta dentro y fuera del área, logró desestabilizar a los defensores locales. Por el otro lado, “el baile” lo propuso Matías Garrido, quien asociado con Patricio Landa Garza y Leonardo Vitale complicaron por el sector izquierdo.

Si bien el conjunto de San Luis fue superior, la más clara la tuvo Diego Núñez cuando a los 20 ingresó al área y solo frente a Tombolini, no se animó a definir y sí a dar una pase más que terminó en nada.

A los 33', Aguirre tocó para Gabriel Ojeda, “El Leche (regresó luego de 3 meses a jugar Torneo Argentino A) metió un exquisito taco para Bergesse y éste cedió para Garrido, quien parado en el punto de penal, tocó la pelota al gol.

A partir de ahí Juventud comenzó a cuidar esa ventaja y gracias a un gran trabajo de Marcos Cabrera y Fernando Labaké en el fondo y de Marcelo Castellano en mitad de campo, ahogaron los intentos del visitante.

En el complemento, si bien el partido cayó en un pozo, el auriazul se las arregló nuevamente para llevar peligro hacia el área rival y a los 35’ desde el tiro del penal (minutos antes Emanuel Bochino había tocado la pelota con la mano dentro del área) marcó el 2-0 y cerró la historia.

De ahí hasta el final, los dirigidos por Darío Tempesta sólo manejaron la pelota en mitad de cancha, y ya con Enzo Imbessi en el medio y con Ariel Barth en el fondo, se replegaron en su campo a la espera de alguna contra para definir con el talento de Juan Aguirre o con la frescura  de Mauro Aguirre.

Lo cierto es que el equipo de El Bajo volvió al triunfo y dejó atrás ese mal paso por el Nonagonal: ahora sueña con la gloria