Primera B
Nueva Chicago
Tristán Suárez
Un sufrimiento hasta las manos
Nueva Chicago tenía todo preparado para dar la vuelta olímpica y ser de la B Nacional, pero no pudo doblegar al arquero Horacio Ramírez y seguirá con la ansiedad. Empató 0-0 ante Tristán Suárez. (Foto: Mundo Chicago)
Por Germán Balcarce
LA CLAVE: La actuación de Horacio Ramírez fue determinante para que el Verdinegro se quedara atragantado el grito de campeón. Además, el dueño de casa careció de puntería.
QUE HICIERON
NUEVA CHICAGO: Hizo los méritos necesarios como para obtener los tres puntos tan deseados. Pero, fiel a su historia, tendrá que seguir sufriendo para ascender. Es que la ansiedad, al ritmo de la gente, se contagió en el terreno de juego. Si bien el Torito sostuvo a rajatabla su idea de tratar la pelota y tirar toda la carne al asador, en honor a la zona que representa, el nerviosismo logró que hubiera varias imprecisiones. La visita supo pararse de la mejor manera posible, dentro de sus limitaciones, para que Christian Gómez, David Barbona y Alejandro Melo no pudieran torcer la balanza mediante su poder desequilibrante. De todas formas, el conjunto que dirige Pablo Guede generó muchas situaciones. Tuvo variantes para lastimar, aunque el cóctel entre el arquero del Lechero y la impericia propia causaron que el triunfo se ausentara de Mataderos. En ese contexto, Agustín Farías, con quite y buena distribución, fue el más parejo. Más allá de la desilusión, Chicago sigue arriba e irá por el título en Munro.
TRISTÁN SUÁREZ: Consciente de su inferioridad, asumió recaudos atrás. En la rueda anterior, había vencido al Verdinegro y esta tarde se llevó una unidad muy valiosa. El principal responsable fue Ramírez, por haberle impedido el festejo en diversas ocasiones a Melo -ayuda incluida del travesaño en la primera oportunidad- y compañía. Desde el banco, Eduardo Pizzo supo hacer los cambios necesarios para que sus conducidos fueran más punzantes en la parte ofensiva. José Cáspary contó con la más clara cerca del final, pero falló. Los volantes jamás perdieron el orden, entonces, independientemente de que les costó agarrar el balón, redujeron espacios. En síntesis, a través de esfuerzo y una cuota importante de su arquero, Suárez evitó que Chicago se consagrara este miércoles.
LA CLAVE: La actuación de Horacio Ramírez fue determinante para que el Verdinegro se quedara atragantado el grito de campeón. Además, el dueño de casa careció de puntería.
QUE HICIERON
NUEVA CHICAGO: Hizo los méritos necesarios como para obtener los tres puntos tan deseados. Pero, fiel a su historia, tendrá que seguir sufriendo para ascender. Es que la ansiedad, al ritmo de la gente, se contagió en el terreno de juego. Si bien el Torito sostuvo a rajatabla su idea de tratar la pelota y tirar toda la carne al asador, en honor a la zona que representa, el nerviosismo logró que hubiera varias imprecisiones. La visita supo pararse de la mejor manera posible, dentro de sus limitaciones, para que Christian Gómez, David Barbona y Alejandro Melo no pudieran torcer la balanza mediante su poder desequilibrante. De todas formas, el conjunto que dirige Pablo Guede generó muchas situaciones. Tuvo variantes para lastimar, aunque el cóctel entre el arquero del Lechero y la impericia propia causaron que el triunfo se ausentara de Mataderos. En ese contexto, Agustín Farías, con quite y buena distribución, fue el más parejo. Más allá de la desilusión, Chicago sigue arriba e irá por el título en Munro.
TRISTÁN SUÁREZ: Consciente de su inferioridad, asumió recaudos atrás. En la rueda anterior, había vencido al Verdinegro y esta tarde se llevó una unidad muy valiosa. El principal responsable fue Ramírez, por haberle impedido el festejo en diversas ocasiones a Melo -ayuda incluida del travesaño en la primera oportunidad- y compañía. Desde el banco, Eduardo Pizzo supo hacer los cambios necesarios para que sus conducidos fueran más punzantes en la parte ofensiva. José Cáspary contó con la más clara cerca del final, pero falló. Los volantes jamás perdieron el orden, entonces, independientemente de que les costó agarrar el balón, redujeron espacios. En síntesis, a través de esfuerzo y una cuota importante de su arquero, Suárez evitó que Chicago se consagrara este miércoles.
EL PANTALLAZO
Unas 23.000 almas se acercaron hasta el República de Mataderos para vivir un miércoles de gloria, aunque se terminaron quedando con las ganas, al punto tal de que la reflexión fue unánime: “Siempre hay que sufrir, toda la vida fue así”. Desde temprano se hicieron sentir a través de un cántico constante: “Dale, dale, dale, Ve / Hoy te vinimo' a alentar, para ser campeón hoy hay que ganar”. La bienvenida fue con papelitos, serpentinas y bengalas de humo a tono con los colores, al grito ensordecedor de “Chicago, mi buen amigo, esta campaña volveremo' a estar contigo”. Inmediatamente, llegó el reconocimiento al DT: “Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar / Que de la mano de Pablo Guede todos la vuelta vamos a dar”. Todos los sectores, excepto la cabecera del barrio Los Perales, estuvieron colapsados. En la platea, por ejemplo, los pasillos contaron con gente parada. Como si fuera poco, las terrazas de algunas casas del barrio también sirvieron para albergar espectadores. El colorido estuvo compuesto por menos banderas colgadas -cerca de 25- que lo habitual, debido a que la intención fue que los que se pegaron a los alambrados pudieran observar el encuentro. Además, hubo nueve tirantes gruesos, trapos largos y apenas uno de palo, en la parte superior de tribuna lateral. ¿El primer hit usado al principio? “Vengo del barrio Mataderos, al Verde lo sigo adonde va / Copamos en todos los estadios, Chicago es fiesta y carnaval”. Por supuesto que no faltaron los recuerdos para Vélez (“por eso yo te quiero ver llenar una popular”) ni Tigre, Deportivo Morón, Chacarita y Rosario Central. ¿Y al club de Floresta? Claro que sí: “La con... de tu madre All Boys (2) / Vamo' a quemar Floresta, la repu... madre que los reparió”. Sin embargo, el repertorio casi siempre apuntó al respaldo hacia los jugadores, quienes se retiraron aplaudidos, a pesar de la chance desperdiciada para dar la vuelta olímpica en casa. Del Lechero, un grupo de allegados al costado derecho de la platea.
Unas 23.000 almas se acercaron hasta el República de Mataderos para vivir un miércoles de gloria, aunque se terminaron quedando con las ganas, al punto tal de que la reflexión fue unánime: “Siempre hay que sufrir, toda la vida fue así”. Desde temprano se hicieron sentir a través de un cántico constante: “Dale, dale, dale, Ve / Hoy te vinimo' a alentar, para ser campeón hoy hay que ganar”. La bienvenida fue con papelitos, serpentinas y bengalas de humo a tono con los colores, al grito ensordecedor de “Chicago, mi buen amigo, esta campaña volveremo' a estar contigo”. Inmediatamente, llegó el reconocimiento al DT: “Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar / Que de la mano de Pablo Guede todos la vuelta vamos a dar”. Todos los sectores, excepto la cabecera del barrio Los Perales, estuvieron colapsados. En la platea, por ejemplo, los pasillos contaron con gente parada. Como si fuera poco, las terrazas de algunas casas del barrio también sirvieron para albergar espectadores. El colorido estuvo compuesto por menos banderas colgadas -cerca de 25- que lo habitual, debido a que la intención fue que los que se pegaron a los alambrados pudieran observar el encuentro. Además, hubo nueve tirantes gruesos, trapos largos y apenas uno de palo, en la parte superior de tribuna lateral. ¿El primer hit usado al principio? “Vengo del barrio Mataderos, al Verde lo sigo adonde va / Copamos en todos los estadios, Chicago es fiesta y carnaval”. Por supuesto que no faltaron los recuerdos para Vélez (“por eso yo te quiero ver llenar una popular”) ni Tigre, Deportivo Morón, Chacarita y Rosario Central. ¿Y al club de Floresta? Claro que sí: “La con... de tu madre All Boys (2) / Vamo' a quemar Floresta, la repu... madre que los reparió”. Sin embargo, el repertorio casi siempre apuntó al respaldo hacia los jugadores, quienes se retiraron aplaudidos, a pesar de la chance desperdiciada para dar la vuelta olímpica en casa. Del Lechero, un grupo de allegados al costado derecho de la platea.
NUEVA CHICAGO 0: Tauber (6); Scifo (6), Matías Escudero (6), Lanaro (6), Sainz (6)(71' Martín Caballero); Fattori (5)(58' Isaac Acosta 5), Agustín Farías (7), David Barbona (5); Baldunciel (5)(71' Bochi), Melo (6) y Christian Gómez (6). DT: Guede. Suplentes: Monllor, Ariel Coronel, Fernandes Francou y Andrés Montenegro
TRISTÁN SUÁREZ 0: Horacio Ramírez (8); Matías Molina (6), Ezequiel Vicente (6), Eduardo Méndez (6), Nicolás Martínez (6); Carreira (5)(86' Gabriel Díaz), Vélez (5), Jorge Torres (5), Adrián Peralta (6); Viotti (4)(65' Cáspary) y Lucas Farías (5)(65' Sequeira). DT: Pizzo. Suplentes: Pucheta, Almada, Juan Ferreyra y Melián
Jugado el 14 de mayo
TRISTÁN SUÁREZ 0: Horacio Ramírez (8); Matías Molina (6), Ezequiel Vicente (6), Eduardo Méndez (6), Nicolás Martínez (6); Carreira (5)(86' Gabriel Díaz), Vélez (5), Jorge Torres (5), Adrián Peralta (6); Viotti (4)(65' Cáspary) y Lucas Farías (5)(65' Sequeira). DT: Pizzo. Suplentes: Pucheta, Almada, Juan Ferreyra y Melián
Jugado el 14 de mayo
Árbitro: Julio Barraza (6): atento a las acciones, aunque debería haber mostrado un par de tarjetas
Cancha: Nueva Chicago (buena)
Público: 23.000
Resultado Moral: Nueva Chicago 2- Tristán Suárez 1