Por Sergio Grünblatt

LA CLAVE: El partido se jugó al ritmo de Argentino. Cuando pudo, fue superior; cuando debió animarse, tras el empate de Centro y posterior expulsión de González Giménez, no lo hizo y por eso el empate no se modificó.

QUE HICIERON
ARGENTINO (Rosario): Arrancó dormido y lo pagó con la rápida desventaja en el marcador. A partir de ahí se fue acomodando de a poco. Empezó a inquietar por izquierda con Córdoba y Monzón, y los puntas se mostraron mucho más activos. En menos de 15 minutos, merced a la mencionada recuperación futbolística, dio vuelta el partido. Y para agregarle más condimentos a la remontada, en el medio hubo una expulsión por equipo. Cuando parecía tener todo controlado en el segundo tiempo y continuaba marcando una superioridad sobre su rival, llegó el inesperado empate de Centro. Sin embargo, el autor del gol visitante vio la roja, Argentino quedó 10 contra 9 y con el panorama listo para recuperar la ventaja. Ahí fue cuando no se decidió, cuando las individualidades fueron más que el juego colectivo, y a pesar de crear alguna que otra chance (en complicidad con la defensa Gallega) no pudo quebrar el marcador. Empieza a cerrar así otra temporada para el olvido.

CENTRO ESPAÑOL; Golpeó en dos momentos clave del partido, al inicio, para desacomodar al Salaíto, y cuando perdía y peor la estaba pasando. Saltó mejor al campo y por eso madrugó con el tempranero gol de Bersia. Parecía que iba a aprovechar la ventaja, pero de a poco fue decayendo y, en un abrir y cerrar de ojos, le dieron vuelta el partido. No se pudo recuperar, y hasta por momentos parecía que la estaba sacando barata, pero en una jugada aislada llegó el gol del empate. Sin embargo, la expulsión de González Giménez lo volvió a condicionar (vio la segunda amarilla por festejar el gol levantándose la remera), y a partir de ahí no le quedó otra que apostar a la mala puntería de Argentino. Por como se dio el partido, terminó sumando un punto.

EL PANTALLAZO
Tarde lluviosa en Rosario, y sin la motivación de pelear por algo. Entre popular, platea y cabinas, apenas 90 valientes se acercaron al Olaeta. Colgaron los trapos de siempre como "Bº Echesortu" y "Sencillamente Salaíto". La barra (con buena cantidad de tirantes) aportó algún hit aislado a lo largo de la tarde. De Centro, una decena de allegados.