Este logro de Cañuelas no fue solamente en la final contra Sportivo Barracas o en algunos choques puntuales de una zona muy pareja. Se empezó a gestar tiempo atrás. Seis meses antes del torneo.

   El presidente Daniel Roncoli, un hombre que estando ¨hecho¨ en el ambiente periodístico y artístico no dudó en bajar a ponerse el overol y laburar por un club, tomó la decisión de traer a Osvaldo Ruggero. Una buena carpeta lo avalaba, pero el equipo que tomaba por ahí no generaba expectativas. Ahí estuvo el acierto. Pasara lo que pasara de febrero en adelante, Ruggero iba a armar el equipo de agosto. Y en esa cadencia de empates y derrotas mechadas con algún triunfo cada tanto, se comenzó a sembrar para el futuro.

   Mantener una base, más el prestigio ganado por el cuerpo técnico, sirvió para que por lo bajo los expertos dijeran ¨Ojo con Cañuelas¨. Y cierto es que el arranque fue irregular, pero nunca lo carcomió la impaciencia. Con el gol como bandera (5 a Ballester y Lugano, 3 a Yupanqui, 2 en gran parte de sus encuentros), se acomodó y limó diferencias sobre otro lote de grandes equipos que ya deberán ser analizados. Así se puso a la par de Barracas, ganándole un partido cuando solo le servía la victoria. Supo manejar la ansiedad y frustración de no haber podido asegurar el título antes del desempate. E hizo valer en la final sus argumentos, jugadores de experiencia por cada línea, un 3-4-3 audaz, la solidez del fondo, y si bien su rival también merecía un ascenso, nadie puede discutir que Cañuelas está en la C.

   Abajo, el resumen de los jugadores que lograron devolverle la divisional al Rojo:

DT: Osvaldo Ruggero 17 (11-2-4)

Cada cifra entre paréntesis representa un gol (en caso del arquero valla invicta). Cada ¨r¨ es una expulsión.