Fueron ocho triunfos, cuatro empates y una sola derrota (ante Victoriano Arenas, en el inexpugnable Saturnino Moure) para alcanzar la gloria. Gerli fue su fortaleza: jugando como local, consiguió seis triunfos y apenas un empate, el martes pasado ante Argentino (Rosario). 

En todo momento los dirigidos por Horacio Montemurro estuvieron coqueteando con la punta. Porque el camino que empezó con la goleada 3-0 sobre Atlas tuvo muy pocos traspiés. Si bien en sus dos primeras visitas dejó cuatro puntos (empates con Muñiz y Ballester), tras la caída ante Arenas cosechó victorias al hilo que lo pusieron en lo más alto.

En la cancha de Colegiales, el agónico empate ante Lugano le terminó dando un punto vital en la pelea. Y el martes pasado, ante su gente, el 0-0 con el escolta, Argentino (Rosario) fue el paso fundamental hacia la consagración. Con Ituzaingó afuera de la pelea, fue el propio León el que le terminó dando el torneo ganando en Rosario a falta de una fecha.

Le tocaba descansar esta fecha a El Porvenir. No podrá hacerlo porque llegó el momento de festejar, de desahogarse, de salir de una categoría que no le corresponde y en la que tuvo que penar tres largos años. Hoy le toca volver, siendo campeón. El blanco y el negro no pudieron estar en el lugar de los hechos, en Rosario, pero estarán por todas las calles de Gerli para celebrar el título y la merecida vuelta a la C. 

¡Felicidades, Porve!