LA CLAVE: El gol mal anulado por una posición adelantada inexistente impidió que Riestra se pusiera en ventaja. En un partido cerrado, típico de gol gana, Quilmes salió ileso de ese susto y, gracias tanto a los cambios como a un fondo sólido, mejoró hasta obtener el 1-0 decisivo.

QUE HICIERON

DEPORTIVO RIESTRA: Tan sólo iba un minuto de juego cuando un lateral hecho desde la derecha sirvió para que el habilidoso Braian Sánchez entrara al área y asistiera a Roberto Bochi. Hubiera sido la apertura del marcador, pero la asistente Gisela Bosso levantó el banderín al no advertir que Federico Álvarez habilitaba al marcador de punta izquierdo del local. Esa acción significó un quiebre porque impidió que el dueño de casa consiguiera una ventaja que podría haber torcido por completo el rumbo del partido. El equipo de Bajo Flores nunca bajó los brazos, aunque dependió excesivamente de la pelota parada durante el primer tiempo (mediante ese recurso, Sebastián Soto y Jonathan Herrera estuvieron cerca del grito) y no pudo aprovechar un mano a mano al principio del complemento. Sánchez peinó un saque largo de Carlos Morel y el mencionado Sebastián Soto definió apenas elevado. Sin suficiente precisión para ejercer el protagonismo, Riestra apostó mucho a la velocidad de sus piezas ofensivas para lastimar a través de los contragolpes, aunque tampoco fue eficiente en los pases y, como si fuera poco, chocó contra la firmeza del fondo visitante. El empate ante un rival como Quilmes era un resultado valorable, más allá de la "localía", pero un descuido atrás dejó sin nada al Blanquinegro.

QUILMES: Asumió la responsabilidad de tener la iniciativa, aunque con dificultades imposibles de maquillar. A excepción de Caneo, el Cervecero no supo qué hacer con el balón. El 10 tampoco estuvo muy iluminado, pero al menos inquietó a los adversarios y supo manejar los tiempos para que sus compañeros avanzaran varios metros. Sin embargo, el conjunto de zona sur careció de profundidad y, al igual que Riestra, hizo de un recurso -la pelota parada- su principal arma en la etapa inicial: dos chances, un cabezazo desviado de Juan Larrea y un derechazo de Matías Nouet que desvió el arquero Morel. Desprolijo y sin ideas, Quilmes ni siquiera tenía desequilibrio individual, pero los cambios solucionaron todo. Es que Francisco Ilarregui se asoció con Federico Álvarez, cuyas proyecciones fueron con mucho criterio, y en uno de los ataques el ingresado envió el centro que Caneo transformó en gol a través de un cabezazo. Lejos de mostrar un buen rendimiento colectivo, el equipo que dirige Lucas Nardi sí se destacó en defensa, debido a que contrarrestó los intentos de Riestra hasta lograr el 1-0 definitivo.

EL PANTALLAZO