Desde hacía largos días se sabía de esta posibilidad. Debido a la fiesta de la picada y la cerveza artesanal en Uribelarrea, la policía de Cañuelas le había avisado con antelación a los dirigentes del CFC que no iba a poder prestar servicio en este fin de semana. Los "popes" del club rojiblanca elevaron esta problemática a la AFA que se comunicó con el APreViDe (Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte).

 

Pero desde el organismo de seguridad hicieron caso omiso a este pedido y programaron el partido para el día domingo. Por eso, ya se sabía desde la semana previa que iba a ser complicado que se dispute. Más allá de algún rumor que indicaba de la posibilidad de que pudieran venir policías de la ciudad de San Vicente o que el partido se termine jugando a puertas cerradas con uno o dos policías, lo cierto es que el cotejo se terminó postergando..

 

Previo a esto, el árbitro Juan Battaglia se comunicó con gente de AFA que le indicó que los planteles debían prepararse y que la planilla del partido debía hacerse normalmente. Finalmente, a las 15:45 se decidió no esperar más la llegada policial, y el partido se terminó postergando. Mañana, el árbitro llevará su informe a la casa mayor del fútbol, el día jueves se expedirá el tribunal de disciplina y posiblemente el partido se reprograme en diez días.